jueves, 10 de junio de 2010

Y se desvaneció

Hacía mucho que no le daba tiempo al blog, con el exceso de trabajos las ganas de escribir se van junto al word, sin embargo no puedo alejarme en este momento de un espacio al que le debo demasiado y donde está escrito el yo sincero que pocas veces se muestra íntegramente al mundo. Estos días nos han sido más que la confirmación de ciertas afirmaciones que hice durante meses y de no haber sido interrumpidas, lo más probable es que en este momento las estaría reiterando con mayor ímpetu. Fue como seguir el curso de un río, que obviamente en algún sitio debía desembocar y que lastima que fue donde menos yo esperaba y cuando menos lo quería. Tengo rabia y pena, sentimientos que se van intercalando dependiendo de lo que piense al respecto, pero ella sigue primando y espero que a medida que los días pasen, comience a aceptar esta situación, que la verdad si, me sigue doliendo y afectando sea del modo en que sea. Hoy le dije a un amigo: "la echo de menos", "reviso el celular a cada rato con una pequeña ilusión para que todo se arregle", pero nada de nada, al final ese fue el acuerdo y es lo mejor a pesar de todo. Siempre he sido de la política de no llevar mis penas hacia los demás, pero, extrañamente y no creo que sean casualidades, esta semana como nunca me han reclamado por mi rostro supuestamente decaído, lo que me sorprende porque al menos lo que intento manifestar es todo lo contrario, demasiado extraño. Que lata estoy dando al escribir esto, pero como tú blog ha sido siempre mi confidente, debía hacerlo. No creo que leas esto nunca, aunque agilá, pava, merme, asopá, aún te sigo queriendo demasiado y no entiendo de que forma te perdí por segunda vez. Muchas veces me dijiste que jamás podríamos estar juntos, quizás tenías razón, pero no quiere decir que estés en lo correcto y si lo acatara créeme que no sería el Felipe que siempre has conocido. Y ese aroma que vuelve a aparecer, que me habla del oído y me dice: a ratitos me empezaste a extrañar. Un café cambió mi vida, para bien independiente de todo, siempre agradeceré aquel pedido que me hizo conocerte y darme los mejores momentos en años.

Al escribir sé que actué mal y lo ideal sería que no lo leyeras. Si esto ocurrió y lees esto, te pido perdón, sin embargo, me alegraría saber que no todo se desvanece en el aire

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